A estas alturas de agosto quizá ya te estás viniendo abajo por la vuelta a una rutina que puede volverse un poco asfixiante. Error! no tener vacaciones es peor! Y, sobre todo, hay que tener en cuenta que las vacaciones nunca te devuelven a tu estado anterior; sin querer, te han cambiado un poquito, siempre aportan un grano de arena a tu forma de ser y de pensar y te dan tiempo, aunque sea un paréntesis cortito, para abordar muchos aspectos de tu vida con diferente perspectiva.Aún así, es inevitable pensar en el próximo puente disponible, empezar a soñar con un nuevo destino y con descubrir rincones inexplorados. Si estás en esa situación, París siempre será bienvenido y el hotel que ocupa este post un lugar idóneo para explorar la ciudad.
De los azules a los grises, singulares espejos geométricos, papeles pintados estampados y el regusto de la decoración de las mejores décadas del siglo XX; todo ello se da cita en las cuarenta habitaciones y las zonas comunes de las siete plantas del Hotel Panache. Diseñado por Dorothée Meilichzon, el espíritu parisino y los toques contemporáneos campean en cada uno de sus rincones. Un plan perfecto para alojarse en París, ¿no os parece"

By the way, yo estoy ahora mismo de vacaciones y, quizá por eso, y contrariamente a lo que cabría esperar, es posible que tenga más ocasiones para publicar en el blog. Mi ratito de conexión con lo que me gusta está aquí (y en forma de madrugón para no perder la co...