Todo empezó en un mercadillo, donde Gray Malin vendía las fotografías que hacía y donde, a raíz de las conversaciones con sus clientes, y después de escuchar qué tipo de arte estaban buscando para sus casas, gestó su idea. La pasión por la fotografía, por la decoración y por los viajes hicieron el mix que llevó (y lleva) a Gray Malin a viajar por todo el mundo fotografiando a la gente en las playas, frecuentemente desde una perspectiva aérea y con un punto de vista lúdico que directamente hace que el ojo de quien observa su obra se desplace hacia un lugar idílico.

 

Las suyas son composiciones muy plásticas en las que sombrillas, toallas y personas sobre la arena  salpican aquí y allá como si se tratara de un estampado. De hecho, Gray Malin llega a componer sus propias escenas si no es capaz de encontrarlas de un modo natural. Así, sus escenarios reconstruidos cuentan con globos de helio que escriben mensajes en el aire, flotadores con forma de flamenco simétricamente dispuestos en una piscina rectangular, etc. etc.
 

Sus fotografías son un relax visual instantáneo, y tienen la propiedad de llevarnos de inmediato a ver la parte más brillante de la vida. Si tienes un ratito para sumergirte en su web verás todo lo que un paisaje tan habitual como una playa (pero también otros) tiene para ofrecerte, además de ver su mundo reflejado no solo en fotografía, sino en otros objetos como fundas de móvil o papelería. ¿Prep...